Autobiografía de Pablo Neruda

Autobiografía de Pablo Neruda

Mi nombre real es Neftalí Ricardo Reyes Basoalto, no obstante desde que me inicié en el oficio de poeta, preferí firmar mis versos con el seudónimo Pablo Neruda, por el que fui conocido en todo el mundo, hasta el día de hoy.

Primeros años

Nací en la ciudad de Parral, en Chile, el 12 de julio de 1904, convirtiéndome así en el hijo de José del Carmén Reyes Morales, quien trabajaba como obrero ferroviario, y Rosa Neftalí Basoalto Opazo, quien hasta mi nacimiento fue maestra de Escuela. No obstante, cuando apenas contaba con un mes de nacido, mi madre, Rosa, perdió la batalla contra la tuberculosis, dejándome solo con papá.

Dos años después, nos mudamos a Temuco. En esta ciudad, mi papá José conoció a Trinidad Candida Marverde, con quien se casaría, regalándome una madre a mí. De ahí que yo le llamara con mucho cariño “mamadre”. Mi infancia corrió entonces como la de cualquier niño. Estudié en el Liceo de Hombres de esta región, de donde me gradúe en 1920, como bachiller en Humanidades. Para ese momento, ya las Letras habían seducido mi espíritu, mientras que el paisaje de Temuco, con sus bosques y lagos, había permeado en mi alma para siempre, inundando con sus imágenes mis versos.

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Comienzo en las Letras

De hecho, tres años antes de graduarme en el Liceo de Hombres, había publicado mi primer artículo en el diario La Mañana de Temuco, el cual se tituló “Entusiasmo y perseverancia”. Dos años después, en 1919, había conseguido el tercer lugar en un concurso de poesía, llevado a cabo en los Juegos Florales del Maules, donde conquisté ese reconocimiento gracias a las imágenes del poema Nocturno ideal.

También corrí con la suerte y el reconocimiento de servir como colaborador de Selva Austral, revista literaria, donde presté mis servició en 1920. Fue en esta época en donde me topé con la gran Gabriela Mistral, quien además de su amistad, me regaló la oportunidad de leer a los grandes de la literatura rusa, quienes con sus imágenes y palabras entraron para siempre en mis versos.

Un año después, decidí mudarme a la capital de Chile, la ciudad de Santiago, en donde comencé mis estudios de Pedagogía en idioma francés, carrera que tuve la oportunidad de cursar en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile. Así mismo, fue en esos años en los cuales escribí varios de mis versos, que han sido denominados por los críticos como poemas de la adolescencia, y que fueron recogidos posteriormente en un libro titulado Crepusculario, el cual vio la luz en 1923. 

Ya para esta publicación firmaba como Pablo Neruda, pues quería a toda costa que mi padre no se enterara de que yo había escogido el oficio de poeta, ya que la noticia le habría causado un gran disgusto. De esta manera, preferí inspirarme en un personaje de la saga de Arthur Conan Doyle, Sherlock Holmes, quien llevaba el nombre de Norman-Neruda.

Desde entonces, mi oficio como hombre de Letras estaba claro. En 1924 publiqué mi segundo poemario, Veinte poemas de amor y una canción desesperada, el cual es considerado como una obra modernista, y que llegó a convertirse en el libro de cabecera de cientos de enamorados en el continente, sobre todo el Poema XX, el cual es un canto al amor que se ha perdido.

Carrera política

Sin embargo, mi búsqueda poética me llevó a decidirme por un estilo más vanguardista, hecho que se puede evidenciar en mis tres poemarios posteriores, publicados todos durante 1926: El habitante y su esperanza, Anillos y Tentativa del Hombre Infinito. En este momento de mi vida, comenzaría con otro oficio: la política. De esta forma, en 1927, asumí el cargo de cónsul de Chile en Birmania, radicándome en la ciudad de Rangún. Esto me dio la oportunidad de vivir en varias ciudades, aprender sus culturas y representar a mi país. Así pude ejercer mis funciones consulares correlativamente en Sri Lanka, Java, Singapur, Argentina y España. El mayor valor de esos años es el de haber podido compartir con poetas de la talla de Federico García Lorca y Rafael Alberti. También pude conocer la fuerza liberadora y creativa del surrealismo, interesándome más en la poesía impura.

En 1930, el amor al que había cantado tantas veces se materializó en María Antonia Hagenaar Vogelzang, mi maruca, con quien me casé el 6 de diciembre. Cuatro años después, tuvimos la dicha de ser padres, cuando llegó al mundo Malva Marina Trinidad. No obstante, nueve años después nuestra pequeña perdió la batalla contra la hidrocefalia. Maruca y yo también perdimos, por lo que nos  separamos dos años después del nacimiento de Malva, divorciándonos en 1942 en México. Sin embargo, en Chile no existía el divorcio, por lo que no reconocido por la justicia de mi país.

Estos años de mi vida, se caracterizaron por muchos hechos que conmocionaron mi vida. Más allá de la muerte de Malva y la separación con Maruca, tuve que presenciar el estallido de la Guerra Civil Española. Supe cómo bombardearon La Casa de las Flores, donde viví mientras fui cónsul de Chile en España. También tuve que soportar el terrible asesinato de mi amigo Lorca. Hechos que hicieron que me comprometiera con el movimiento republicano, y que mi poesía tomara otro rumbo.

En 1937, regresé a Chile, en donde me dediqué a escribir poemas reales, sobre el horror que se vivía. Dos años después, fui nombrado nuevamente cónsul, esta vez para asumir el proceso de inmigración española, encargándome personalmente del Proyecto Winnipeg. Luego fui destinado a México, donde la distancia y la conciencia hicieron que reescribiera Canto General, para dedicárselo a todo el continente.

Para 1943, estaba de regreso nuevamente en Chile, después de haberme casado en México con Delia de Carril, mi hormiguita, matrimonio éste que no fue reconocido por la justicia chilena, para la cual yo seguí casado con Maruca. El año 1945 fue de victorias, por un lado gané el Premio Nacional de Literatura en Chile, y fui electo como senador. Así mismo, decidí unirme al Partido Comunista de Chile.

Los años siguientes serían de grandes tensiones, pues el nuevo presidente, Gabriel Gonzáles Videla sería un férreo perseguidor de comunistas, lo cual se materializaría en la ilegalización del partido en 1948, hecho que me hizo pasar a la clandestinidad y el exilio, el cual viví en París, los primeros años. Así mismo, tuve la oportunidad de vivir en Italia, experiencia de compartí con Matilde Urrutia, a quien le escribí mi poema Testamento.

En 1952, después de asegurarme que ya no era buscado, regresé a Chile. En 1958 publiqué mi poemario Estravagario. En 1969 fui elegido como miembro honorario de la Academia Chilena de la Lengua. Ese mismo año, renuncié a postularme como candidato a presidente, dejándole el camino libre a Salvador Allende, quien me parecía mucho más capaz. En 1971, después de su victoria, fui designado por Allende como embajador de Chile en Francia, por lo que regresé a Europa. Así mismo, 1971 me sorprendería con la máxima distinción: el Premio Nobel de Literatura.

Muerte de Pablo Neruda

La muerte de este gran poeta de las letras latinoamericanas ocurrió el 23 de septiembre de 1973, apenas doce días después del golpe de Estado al presidente Salvador Allende. De acuerdo a los historiadores, las causas de su fallecimiento fue el cáncer de próstata. No obstante, existen algunas teorías de izquierda que afirman que el poeta fue envenado, buscando que Allende no tuviese un posible sucesor.

Imagen: provincia.com.mx

Bibliografía ►
El pensante.com (mayo 4, 2016). Autobiografía de Pablo Neruda. Recuperado de https://elpensante.com/autobiografia-de-pablo-neruda/