Resumen de El príncipe

Resumen de El príncipe

Dentro del ámbito de la Filosofía y la Literatura Universal, se conoce con el nombre de El príncipe (Il pincipe, en su título original en italiano) a un tratado político, nacido en 1513, de la pluma del escritor florentino Nicolás Maquiavelo, quien inspirándose en el personaje histórico de César Borgia, redactó un manual de política para Lorenzo II de Médici, a quien dedicó su máxima obra.

Circunstancias históricas

Con respecto al contexto histórico en el que fue escrita esta pieza de la Literatura Universal, los especialistas en estudios literarios han señalado que El príncipe fue escrito por Nicolás Maquiavelo, cuando éste se encontraba prisionero en San Casciano, luego de haber sido acusado de encontrarse involucrado en una conspiración contra la familia gobernante: los Médici. No obstante, la obra se publicaría dieciocho años después, y de forma póstuma, en 1531.

En ese momento, se conocería la dedicatoria hecha por su autor, a la figura del monarca, duque de Urbino, Lorenzo II de Médici. De acuerdo a lo que ha señalado la crítica, Maquiavelo se inspiró en el dolor que le causó la acusación de conspirador, por lo que trató de rendirle un homenaje a este gobernante, a través de sus valiosas líneas, en donde queda expresado todo el pensamiento estratégico y político de Maquiavelo, y que además de convertirse en su obra maestra, originó el nacimiento del adjetivo “maquiavélico”, para señalar los rasgos inherentes al pensamiento y proceder que este autor florentino expresó en El príncipe.

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Resumen de El príncipe

Básicamente, El príncipe es un tratado político en el cual Maquiavelo comienza por expresar las clases de principados que existen en el ejercicio del poder, y las formas de adquirirlos que existen. De esta forma, trata en primera instancia de exponer las distintas formas, unas mejores que otras, en que un príncipe debe gobernar y manejar el Estado, acorde a las circunstancias que se van presentando, y que con el único fin de mantener el poder a toda costa, pues en definitiva éste debe ser el objetivo de todo gobernante, según la lógica maquiavélica. En este sentido, Maquiavelo recurrirá a ejemplificar sus afirmaciones colocando como modelo distintos monarcas históricos, tanto políticos como jerarcas de la Iglesia.

Así mismo, tendrá especial connotación, cómo Maquiavelo –a lo largo de su obra- va conformando las distintas estrategias, a través de las cuales el príncipe debe ir deslastrándose de algunos obstáculos, referentes a relativismos morales o religiosos, a fin de poder obrar en concordancia a su real y único propósito: conservar el poder, aun cuando se deba obrar contra la caridad, la fe, la condición religiosa, e incluso la propia humanidad. Lo sorprendente de este pensamiento –expuesto en varios postulados de esta obra- es que Maquiavelo llega a afirmar que este proceder es válido e incluso practicado de forma magistral por monarcas y líderes religiosos históricos, como por ejemplo el Papa Alejandro VI.

De igual forma –además de detallar también cómo debe conducirse el Príncipe ante el poder militar bajo su mando- esta obra de Maquiavelo marca pauta en el pensamiento filosófico occidental, pues se aleja de la tendencia seguida por la Filosofía desde Platón, en donde cada filósofo se dedicaba a imaginar los Estados y gobiernos ideales, para aterrizar sobre los hombres de carne y huesos, y sus distintos procederes en el ejercicio del Poder, su ambición y permanencia, originando así un catálogo psicológico de las distintas personalidades y perfiles con los que el Príncipe deberá enfrentarse, y saber manejar para conservar su poder. Finalmente, tampoco tiene pudor a la hora de afirmar que en muchas ocasiones el ejercicio del poder, y la conservación de éste, conduce al Príncipe a prácticas un poco alejadas de la moral, sin embargo, la propia naturaleza del poder hacen que éste no pueda comportarse apegado a la moral totalmente, siendo su conservación la justificación máxima.

No obstante, el arrojo y determinación del Príncipe para conservar el poder puede conducirlo a generar odio en algunas personas, así como la práctica no necesariamente a la par de la moral puede ocasionar que el Príncipe caiga en situaciones como no cumplir con su palabra. En este caso, Maquiavelo también toma la precaución de enseñar al Príncipe a cómo actuar de forma adecuada para conservar el poder, sin que esto le reste popularidad o lo haga parecer un monarca deshonesto, de manera de seguir contando con el amor y aprecio del pueblo. Así mismo, este escritor indica también la forma de hacer que la estima con la que cuenta inicialmente el monarca siga en ascenso, o de no existir, nazca.

Finalmente, Maquiavelo también destina algunos capítulos para advertir al Príncipe sobre cómo debe cuidarse y alejarse de los aduladores, y por el contrario rodearse de consejeros y personas que tengan la confianza y capacidad para informarlo con la verdad, y no con sentencias que se ajustarán más a lo que quisiera oír, pero lo alejarán de ver los peligros verdaderos. Igualmente, Maquiavelo toma unos de sus últimos capítulo de su obra para exponer algunas razones por las cuales los príncipes y monarcas de Florencia no han podido conservar su poder, al tiempo que cierra haciendo un exhorto para librarla de manos extranjeras, y regresar la nación a manos de un Príncipe, nacido en sus tierras y con la capacidad suficiente para ejercer el Poder y conservarlo.

Imagen: escultura de Nicolás Maquiavelo / fuente: flickr.com

Bibliografía ►
El pensante.com (septiembre 14, 2016). Resumen de El príncipe. Recuperado de https://elpensante.com/resumen-de-el-principe/